La Ultima Mano.

Killtooth. Así era como le llamaban en la DNP. Nadie sabia que significaba la sigla, ni el apodo. Pero a eso se dedicaba. Ese día, Jeremy Wilkinson se sintió mas vació que nunca. Abrió el paquete de cigarrillos Marlboro que sostenía con su mano izquierda y miro a su alrededor mientras encendía un cilindro de alquitrán. Bellburn se le hacia tan pequeña, tan gris en ese momento, que no le importaron ni por un segundo los 5 millones de habitantes y los pocos bares que existían en aquella selva de cemento. Aunque el mismo afirmaba que solo eran unos cuantos arboles. 

Katherine le esperaba en la puerta del Trillium. El casino donde se celebraba la parada del IPC. (Campeonato Internacional de Poker, por sus siglas en ingles. Una sencilla y fácil de recordar) 
 La señorita Lindsey fue la primera en hablar cuando le tuvo a mas de 10 metros de distancia. 


"Te noto cansado."

Una mirada fría e impaciente emano de la cara de Killtooth. No pensaba mas que en su objetivo. Para eso le habían entrenado. Decidió responderle, no de mala manera, aunque si de una sensata. Una que le hiciera comprender que su cuerpo y sus atributos no eran una distracción. 

"Si hubieras estado allí cuando Mikayla intento escapar, ni tu ni yo estaríamos metidos en este asunto. Yo busco un objetivo. Tu me buscas a mi. Esa es la diferencia." 

Katherine no se quedo pasmada ante su respuesta. Se dedico a mirarle y a sonreirle de manera sensual como siempre. La clásica actitud escorpiana. Sabia que Wilkinson le quería. Pero no hasta que punto. Se paso una mano por un mechón del rojizo cabello. Intentando discernir la postura de su compañero ante la situación. No estaba enojado, de eso podía estar segura. Wilkinson era como Blaylock. Solo que el segundo era mas sentimental. Le había sido de compañía, y no solo en el trabajo. A la señorita Lindsey no le molestaba trabajar con Killtooth. Sin embargo, se enfrascaba tanto en su trabajo que no le aportaba nada de "diversión" momentos después. 

No se trataba de amor. Se trataba de una locura suya. Aunque fue por una de esas locuras que la habían separado de Robert Blaylock, el caza-vampiros. Se pregunto en aquel momento donde estaría su amigo. Su amante. Su confidente. 

Al comprender que no lograría nada  aquella noche con el hombre que en ese momento se encontraba a su lado esperando en la puerta del casino, decidió repasar el plan y meterse ella también en el trabajo. Quizás, si se comportaba bien, la devolverían con Robert. Y ese era su problema. Que era de esas mujeres malas. Dispuestas a romper las reglas, tanto en el trabajo como en la cama. 

Decidió romper el silencio que reinaba entre los dos. Aunque el silencio ya estaba mas que roto por la música que salia por los potentes Z-21 del casino. El sonido mas potente de todos los 10 planetas de la galaxia Finnball. Lady be Good de Fats Navarro le daba el ambiente gangster perfecto. Perdido y sumido en el mas remoto rincón de Bellburn, el casino daba la impresión de nunca tener visitantes. Aun así, todo Finnball quería saber quien era el nuevo campeón. Quien tenia la destreza y la agudeza mental necesaria para continuar dominando en esa extraña combinación de estrategia y azar llamada poker. 

Katherine simplemente fue al grano. Quería motivar a su  compañero. Solo así podría irse de copas mas temprano. Puso su boca muy cerca de su oído y le dijo con el canto de sirena mas bello jamas expresado: "¿Donde se supone que esta la hacker?" 

A Killtooth no le sorprendió el tono. Sino el hecho de que, de un momento para otro, ella se hubiera acomodado por fin a sus planes. Se limito a resoplar para contener el frió durante unos instantes y luego farfullo: "Se supone que esta en el tercer piso. Pero hoy por ese maldito campeonato, la seguridad esta mas fuerte que nunca." 

Katherine continuo mostrando emotividad. Para ella nunca había problema que no podía ser resuelto. Excepto cuando se trataba de muchachos. Solo había uno a quien había querido. Decidió alejar al caza-vampiros de su mente de nuevo. Miro hacia el cielo nocturno y contemplo un poco las nubes y la Osa Mayor. Se acomodo otra vez el cabello. Se ciño la chaqueta y miro hacia su cintura. Killtooth lo entendió de inmediato. 

"Nos vas a matar si piensas que puedes usar un arpón gancho. Las ventanas deben de tener electricidad y el aeropuerto debe estar mas custodiado que la agencia cuando salimos todos de vacaciones. No son imbéciles, alguien podría llevarse el dinero en efectivo o las computadoras con las e-wallets que contienen las criptomonedas del premio mayor." 

Ese era un dato que Katherine desconocía. ¿Porque guardar el dinero en dos formas distintas? Algo no andaba bien. Lo percibía. 

"Killtooth, ¿No has pensado que ya podría tener al menos uno de los dos?"  

Wilkinson se limito a mirarla de arriba a abajo, como si estuviera viendo un fantasma y replico: "Ella no trabaja así y lo sabes." Acto seguido, su mirada cambio. Le dejo claras las intenciones. Lo harían a su manera: "Entrare por la puerta principal. Voy a subir hasta el tercer piso. Le voy a disparar a esa zorra en medio de los ojos y se acabo. No somos asesinos, tampoco templarios. RAW ya esta muerto. No hay puntos filosóficos que discutir. Es solo un objetivo..." 

Le agarro el mentón a Kat y le susurro la parte final de su entramado: "¿Lo entiendes?" 

Katherine no sabia si asentir con la cabeza o si morderse los labios. Hacia mucho que alguien no la tocaba así. Tendría que llegar a casa pronto. Buscar sus juguetes favoritos. O incluso llamarle... 

Aunque Blaylock ya habia desaparecido hacia mas de 3 meses.

Katherine se limito a hacer una mueca de disgusto antes de espetarle "Bien. Pero quiero que sepas que diré en la agencia que hacerlo de esta forma fue idea tuya." 

Killtooth asintió. En un abrir y cerrar de ojos, abrieron las puertas del casino. Fuertemente. Con estrépito. Todos ya sabían de quien se trataba. La DNP. 

Un miembro del staff se acerco para preguntar que querían. Lindsey fue quien hablo. Era una mujer, y precisamente por eso sabia como usar las palabras como si fueran dai-katanas. 

"Mikayla Stevenson?" 

El miembro del staff hizo su mayor esfuerzo para no sorprenderse demasiado y no caer al suelo debido a la indignación. Jamas le habían hecho una pregunta tan directamente. No era algo habitual  tratar a la gente así en el Trillium. Pero era la DNP. Si trataba de ocultar algo, el láser de las RP-17 le fulminarían. No quiso perder el tiempo. 

"Tercer piso. Mesa 25."

Katherine se quedo donde estaba. Fue Killtooth esta vez quien avanzo y comenzó a subir las escaleras. Así era como le gustaba actuar. Solo. Sin compañía de nadie. Ella se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Apoyo un pie en uno de los dos postes que sostenía el cartel luminoso con el nombre de aquel sitio, y se quedo a escuchar la función. Y ante todo a sonreír. 

Adentro, en el casino, Killtooth no tuvo que buscar mucho. Ni siquiera espero a estar cerca de ella. Era el segundo mejor en la agencia en tiro. No fallaría. Blaylock tampoco lo hacia. De el, lo haba aprendido. A ser uno con el arma. A mantener la sangre fría en el trabajo.  A 300 metros de su objetivo, le disparo. Entre los ojos. Con la RP-17. 

La prestigiosa hacker, Mikayla Stevenson, se desplomo sobre la mesa con su cabeza echando humo debido a la quemadura de segundo grado que le había dejado el láser del arma. 

Wilkinson se encamino hacia la mesa. Nadie se atrevía a mirarlo. Una vez mas, se dio cuenta del innegable poder que tenia la DNP. Le tomo el pulso, mas por una especie de ritual que mantenía como por asegurarse si estaba muerta... 

Se percato del detalle. En sus manos, Mikayla sostenía un As de Espadas y un Ocho de Tréboles. La Mano del Muerto.  


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