Acordarse.
Me acordare por siempre de aquella sonrisa.
Sonrisa de niño pequeño que ansía ver el arcoíris salir de
nuevo.
Me acordare por siempre de aquel ropaje negro,
El mismo ropaje del caballo del apocalipsis que vi por ultima
vez en un sueño febril.
Mi cariño es una antonomasia para la palabra amistad,
Pero entiende que no te quiero así.
Te quiero como me acuerdo de ti:
Viva y serena, como la musa que continúa dibujando mis
mejores días,
mi mejor versión.
Aunque las manos con las que escribo le salgan deformadas y
derretidas.
Aunque la vida que me enseña, le aplaste y le queme la razón.


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