Ciberpizzeria
Aquella fue la ultima vez que vi el cielo como cuando era un
niño. Me encontré tan solo, tan perdido en el mundo, que cuando fui al puente
para intentar tirarme como hace 3 meses, me percaté de que había una pareja
sonriendo, apoyada en el barandal.
Me pidieron amablemente que les tomara una foto. Lo hice, acelere el paso y no
pare de correr hasta llegar a casa. Otra vez esos dos me habían arruinado mi
momento de diversión como cada martes de Abril.
No hubo llamada del General, pero si la de un colega mío de
hacía mucho tiempo. Me pedía que por favor fuera a la ciber pizzería, se
encontraba solo y sin nadie con quien hablar. Fui sin demora, esperando hallar
a alguien que comprendiera la situación en la que me encontraba.
Mi dispositivo de transporte se elevó por el cielo y salió disparada hacia la
atmosfera, hacia el hiperespacio. A finales de febrero, la había recargado con
suficiente uranio como para desplazarme a 200 unidades por segundo. Estaría en
la Ciber pizzería en menos de 3 horas.
Un destello blanco revoloteaba en el horizonte y me lance a perseguirlo. Yo surcaba
los asteroides con una facilidad tan tremenda que me sentía como uno de esos
cometas que se veían en los visores de Realidad Virtual que incluso el
hiperespacio se me parecía una cosa tan pequeña como una hormiga.
De pronto, el radar me avisó que aquel punto blanco que en un principio creí
que era un exoplaneta desconocido, era en realidad algo mas solido y se movía a
mayor velocidad que un objeto celeste. Hice unos cuantos disparos de
advertencia y la nave enemiga hizo estallar dos asteroides con los cañones de
plasma de la parte de atrás del armazón. La nave se dio media vuelta y parecía
querer enfrentarse a mí.
Fue allí cuando supe que tal vez K y yo no pararíamos nunca
de discutir.


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