Review: Ghostemane - ANTI-ICON (2020)




Aquella alegoría de que el rock esta muerto y el rap le pasó por encima no solo en términos de marketing sino en términos de popularidad, a veces pareciera ser por momentos cierta, si no fuera porque salen a la luz en Norteamérica, trabajos como el que estamos a punto de describir.


Ghostemane es un viejo conocido de la escena del sur de los Estados Unidos por su mezcla entre el sonido del trap moderno que se ha tomado las redes y la descarga furibunda del metal extremo que en algún momento represento el punto mas rastrero y sucio del underground. Una definición que, aunque sigue vigente hoy en día, tiende a desaparecer con la llegada de álbumes como este que han terminado por re definir ese concepto del mainstream y lo que esta por debajo de él.

El hecho de que Travis Barker, baterista de Blink 182 haya hecho su respectivo trabajo en el sencillo “D(R)ead” en el 2018, es por supuesto un claro ejemplo de lo que acabamos de acontecer. En ese mismo año Eric, acribilló el panorama mundial con canciones como “Nihil” o “Flesh”, ambas extraídas de su disco N/O/I/S/E que se han convertido en clásicos de sus conciertos y que perduraran para siempre.

2 años después en este nuevo disco llamado ANTI-ICON la formula que fusiona dos géneros tan dispares como el trap y el rock, regresa incorporando elementos del metal industrial de grupos como Nine Inch Nails o Rammstein y artistas reconocidos de la escena como Marilyn Manson, que aunque ya se comenzaban a notar en las canciones anteriormente mencionadas, esta vez se ven claramente reforzadas y llevadas a nuevos límites e incluso este nuevo disco inicia de la misma manera que su predecesor: Con una intro llamada “Destitute”, la cual con su ambiente oscuro y sombrio deja paso a “Vagabond” y “Lazaretto”. Dos canciones hechas para saltar y encender los shows, ambas con el sonido clásico del 808 del trap pero que acaban con pinceladas metaleras y llenas de malas intenciones, intenciones como hemos explicado aun mas perversas que en la de su disco predecesor.

“Sacrilege” es ese punto donde comienza a bifurcarse por completo la línea de su sonido. El rapeo rápido y la letra punzante, se ponen en juego con un bajo exagerado como ya es usual en su sonido, pero a la vez deja entrever ciertos toques de lo que parece ser un pequeño riff de doom metal para aumentar aun mas la oscuridad.

Uno de los grandes problemas que tiene el disco es, la falta de un sencillo con gancho como en su momento lo fue “Mercury” o “Venom” o las mas recientes “Nihil” y “Flesh”. La canción “AI” es, aparentemente la destinada a cumplir esa misión de recuperar el sonido clásico e impactante del oriundo de Florida. Las metralletas verbales y el 808 típico del trap aparecen de nuevo para terminar con un sutil guiño al nu metal en sus compases finales. “Fed Up” cumple también esa misión a la perfección. Es aquí donde aparece Eric en su versión más clásica y original demostrando que, aunque la incorporación de guitarras llego para quedarse, en el fondo no se olvida de donde proviene y no tiene problemas en recordarlo de vez en cuando.

De inmediato, damos con una instrumental titulada “The Winds of Change”, pieza que recuerda mucho a las intros o los interludios que solíamos encontrar en los álbumes de grupos como Slipknot o Korn. Y si de asuntos de los años 2000 hablamos, no es casualidad que hubiéramos dicho que el disco tenia influencias de Marilyn Manson. “Hydrochloride” llega justo después de dicha instrumental y es, en pocas palabras todo un sentido homenaje al compositor de obras como “The Nobodies”. La fuerte vibra de rock industrial que se percibe a lo largo de toda la canción la hacen por defecto, el otro potencial sencillo que el disco necesita.

“Hellrap” repite la formula de “Fed Up”. Eric en su versión más clásica con un rapeo entre susurros y cambios de voz turbios y extraños como solo el sabe hacerlos. Es sin dudas la Canción que coloca el punto de partida perfecto para un tema como “Anti-Social Masochistic Rage (ASMR)” el bajo gordo, los ruidos catárticos y nerviosos y una batería natural y golpeada, traen de nuevo la versión de Marilyn Manson de la que hablábamos pero con cierto sabor a los trabajos de Trent Reznor en Nine Inch Nails un sabor que se percibe con muchísimo más gusto en “Melanchoholic” y “Calamity” las cuales representan el punto mas bajo no en cuanto a calidad sino en cuanto a sensaciones: Ghostemane nos entrega en estas dos canciones una versión suya aun mas desconsoladora que la que encontramos en singles como “To Whom It May Concern” y se muestra como un ser aún más vulnerable de lo que parece ser.

Si Machine Gun Kelly había avisado de lo que haría en Tickets To My Downfall al colocar un sencillo de Pop Punk como ultima canción al disco que lo precedió, puede ser que Eric intente darnos un aviso similar en “Falling Down”. Un cierre magistral con una guitarra acústica donde esta vez deja atrás el rapeo, y busca ponerse a cantar de verdad como nunca lo había hecho en su vida. Aunque si bien es un canto muy entre susurros al mas puro estilo de otra artista irreverente de estos tiempos como lo es Billie Eillish, aquí el intento es aun mas apreciable debido al trasfondo que tiene el disco y el quehacer de Ghostemane en su producción.

No debemos dejarnos engañar por la corta duración de los temas (Ninguno sobrepasa los 3 minutos) o por la corta duración del álbum. (36 minutos en total) La capacidad que tiene el rapero de Florida para evolucionar aquí, sin perder del todo sus raíces se debe precisamente al ejercicio de haber participado en numerosos grupos de Hardcore y Death Metal y claro está, por ser fan de ambos géneros. Todo este bagaje se ve mezclado y condensado en un álbum que suena muchísimo mas pesado que cualquier trabajo que haya sacado a lo largo de su carrera.

Muy probablemente a esta clase de experimentos deba apuntar el rapero o el metalero del futuro, no solo por el bien de su carrera, sino también por la salud de la que deberían de gozar ambos géneros si ambos no quieren que aparezca algo más extraño que se lleve a los dos por delante. Si el Hip-Hop es, en esencia la fuerza que domina hoy en día en las listas de los mercados no es pura coincidencia. Se debe al atrevimiento que el rock quiso y no pudo hacer a la hora de elegir con quien juntarse y aunque si bien, lo que escuchamos aquí sea un planteamiento distinto al de Limp Bizkit o Rage Against The Machine vale la pena formar un debate a partir de si deberíamos ponerle mas atencion al como se hacen las cosas, antes que quien las hace o el porque se hacen. Es evidente que Eric hace este ejercicio para continuar su legado; busca elementos industriales de grupos clásicos del genero y los pone en un estilo musical que, aunque ha conseguido cercanía con dichos elementos y con elementos aún más electrónicos y sintetizados en los últimos años, no se veían tan atrapados por una audiencia clara a este nivel.

La pregunta es, ¿los aceptara la audiencia cuando esta vuelva a juntarse?






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