Charlando sobre naves.

 

-           - Ven, vamos al supermercado

-          - ¿A qué?

-          - Quiero invitarte a cerveza.

 

Aquella tarde Leon Sharpey estaba convencido de que no me encontraba en buen estado. Supongo que mis ojeras y el tono de mi voz lo denotaban por completo, pero no esperaba que las vicisitudes del destino lo hicieran tan creíble. El único paso que quedaba entonces, era seguir su conversación.

-          - ¿Puedo saber los motivos?

-          - Se te nota el sufrimiento, Robert.

-          - Perdón.

-          - ¿Por qué te disculpas?

-          - Te estoy amargando la tarde, ¿no?

-          - Para nada. Me preocupa lo de K, es todo.

-          - No debería ser así. El daño me lo hice yo solo.

-          - KIDANCHOR no diría lo mismo.

-          - No son culpables del todo. También odian a Exa Link como ustedes.

-          - Pero nos odian por no estar del todo con ellos.

-          - Ustedes los Munchblanks tienen formas poco ortodoxas de hacerse notar.

-          - Es ahí donde discrepo. La cuestión es, que no nos gusta hacernos notar.


Continuamos caminando bajo un día que estaba mas nublado que otra cosa. La plaza Silverstein no estaba tan concurrida como en ocasiones anteriores y aquello me generaba una sensación de calma absoluta.

Nos sentamos en un banco de la plaza. Comenzamos a beber la cerveza allí. Un dron pasó a gran velocidad escaneándonos y en cuanto le mostramos las identificaciones de los Munchblanks (la mía como agente retirado) el dron emitió un pitido pidiendo perdón, nos ofreció 5 NAVS y un pedido para el jukeboxer de la plaza.

-         -  ¿Qué canción vas a pedir?

-          - Una muy específica.

 

Le pedí al dron, “American Dream” del grupo que le daba nombre al sitio. La había estado escuchando muchísimo en aquel entonces y era una canción que me susurraba al oído en los recuerdos incluso al momento de dormir.

La introducción de la canción comenzó a sonar a gran volumen y pronto, todas las pocas personas que había en la plaza, sonrieron maravilladas ante lo que sonaba.

-          - ¿Mejor?

-          - Un poco, Leon. Gracias.

-          - Ahora sí, cuéntamelo todo.

-          -No se… No se ni siquiera por donde comenzar. Fue muy tensa la conversación de hace unos días.

-          - Esta bien, tomate tu tiempo.

 

Una T-14 con diseño de Zeppelin alemán sobrevolaba la plaza con un cartel que decía “Si la ternura es revolucionaria, ¿el desdén debería ser su gobierno?”

Señale el dirigible y le pregunte a Leon:

-          - ¿Y eso que significa?

-          - No tengo ni idea. Pero es un planteamiento interesante. Cuando la verdad no se dice con empatia y de manera hostil se vuelve crueldad. Ante esa clase de asuntos solo queda el desdén, el repudio y prácticamente el desprecio hacia quien te las dice.

-          - Pero esas verdades a veces son necesarias, ¿no?

-          - Supongo que sí. Nos hacen cambiar en algunas ocasiones.

-          - ¿De quién será esa T-14? Llevaba meses sin ver una.

-          - Es una nave interesante. Propulsión a Uranio. De las primeras en hacerse con energía nuclear. Ahora puedes ir por ahí con una nave como tu Caribou, recolectar asteroides en la parte mas lejana de Heronomore y armar una fuente de propulsión a base de Sicilio o de Carbono. Es una energía un poco mas… limpia, por así decirlo. Aunque no tiene la misma velocidad que las fuentes a base de Uranio. Ahora bien, respecto a quien será…

-          - La gente de K es de hacer cosas grandes.

-          - Pero no les gustan los diseños clásicos. Prefieren lo moderno, miran hacia adelante. Me huele a Exa Link Technology. Son más conservadores incluso a la hora de hacer transportes o armamento. Imagino que le habrán cambiado el armazón y reemplazado todo el cuerpo por ese recubrimiento para que pareciera un Zeppelin alemán de la Segunda Guerra Mundial. Un diseño bonito, lo admito. Pero repudiable al mismo tiempo.

-          - ¿Cómo es que estas tan lleno de información como esta?

-          - Las mujeres son como las naves. Te llevan a viajar hasta los confines del espacio, pero también pueden dejarte a la deriva en medio de el en cualquier momento sin saber el porqué.

-         -  ¿Y yo soy el que esta sufriendo?

-          -  Hay cosas que simplemente es mejor no responder.

 

Los Jukeboxers pasaron a otra canción del grupo canadiense y la cerveza continuaba fría gracias a la nevera portátil en la que Leon la había empacado en cuanto salimos del supermercado. La plaza comenzaba a quedar vacia. Sentía un agotamiento mortal en mi cabeza y en mis manos.

León, que aparentemente ya comenzaba a mostrarse expectante de mis movimientos hizo la invitación mas apropiada para aquel momento:

-          - Tengo una hierba buenísima, sabor a mango. Una semilla especial traída de Chicago por un infiltrado que aun esta en la tierra. ¿Vienes a casa a fumar un poco?

-          - Mientras no sea Black Alamut…

Leon soltó una carcajada que me pareció que duro eternidades. Mi compañero agarró la nevera portátil con la mano izquierda mientras la abría con la derecha para pasarme otra lata de Budweiser. Caminamos despacio hacia su apartamento mientras una fina aurora boreal proyectada por el Sistema de Acondicionamiento Climático de Bellburn comenzaba a dibujarse.  En la plaza ya no quedaba nadie. Ni siquiera la música del grupo con su mismo nombre. 

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